Los costeños entendieron que pasarán muchos años para que nazca una persona tan talentosa como lo era Alvaro Jose Arroyo. El Joe. Por eso más de un centenar de seguidores se reunieron en las afueras de la catedral para darle el ultimo adiós.
Barranquilla nunca había presenciado una despedida de tal magnitud. En la memoria solo se asemejan los funerales del intérprete vallenato Rafael Orozco (1992) y el periodista Fabio Poveda Márquez (1998).
No siendo suficiente muchas personas acompañaron al carro fúnebre hasta su destino el cementerio Jardines de la Eternidad, ubicado al norte de la ciudad. El recorrido que empezó cerca de las 4:30 de la tarde llego a su destino a las 10:45 de la noche por que los seguidores no se separaron ni un momento del carro fúnebre.